octubre 27, 2022

Científico chileno participa en primera clasificación global de ecosistemas de todo el planeta, publicada en prestigiosa revista Nature

Para avanzar en conservar la biodiversidad y mantener servicios de los ecosistemas

El investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad -IEB- y de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Dr. Patricio Pliscoff, es parte del equipo global e interdisciplinar de científicas y científicos -dirigido por la Universidad de New South Wales (UNSW) de Australia- que elaboró la primera clasificación exhaustiva de los ecosistemas del mundo en tierra, ríos, humedales, y mares. Esta tipología de los ecosistemas permitirá una conservación más coordinada y eficaz de la biodiversidad, aspecto fundamental para el bienestar humano. Esta amplia colaboración incluye a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que cuenta con unas 1.400 organizaciones miembros y más de 100 investigadoras e investigadores especializados en ecosistemas de todo el mundo.

El estudio, que se publicó hace unos días en la prestigiosa revista científica Nature, explora la ciencia que sustenta esta clasificación, así como la forma en que puede ayudar a alcanzar los objetivos de las políticas globales. Con el apoyo de la UNSW, la UICN lanzó la primera versión pública de la tipología en 2020 y, desde entonces, los investigadores la han perfeccionado y actualizado.

Bosque de Zapallar, comuna de Papudo. En el marco del proyecto «Refugios climáticos, una nueva herramienta de la Biogeografía para la priorización espacial de los ecosistemas chilenos» del Dr. Patricio Pliscoff.

«Por primera vez disponemos de una plataforma común que identifica, define y describe todo el conjunto de ecosistemas del planeta», afirmó el profesor David Keith, del Centro de Ciencias del Ecosistema de la UNSW. «Puede parecer bastante extraño que no hayamos tenido esto antes, pero históricamente los científicos han forjado avances trabajando de forma separada en los ecosistemas marinos, de agua dulce y terrestres. Esta es la primera vez que todo este conocimiento detallado se ha reunido en un único marco aprovechando la teoría común a todas las disciplinas», añadió.

La tipología permite comprender amplios patrones globales, incluida la transformación de los ecosistemas por el ser humano. El 10% de los 110 ecosistemas terrestres son creados y mantenidos artificialmente por nosotros, es decir antrópicos (tales como los cultivos,  agroecosistemas y ecosistemas urbanos), pero ocupan más del 30% de la superficie terrestre de la Tierra. Esto implica que en el 70% restante de la superficie de los continentes vive el 94% de las especies amenazadas de la Lista Roja de la UICN.

“Este artículo es fruto de más de 10 años de trabajo. Surge del grupo que desarrolló la Lista Roja de Especies de la UICN el año 2000, el cual posicionó el concepto de especies en peligro y amenazadas-. Sin embargo, hubo un giro conceptual desde la protección de especies individuales hacia la protección de ecosistemas completos”, destacó el científico chileno, Dr. Patricio Pliscoff, también investigador del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES.

 

Para evaluar el estado de conservación de los ecosistemas primero es necesario clasificarlos. “Contar con esta clasificación global es clave, pues así podremos conectarla a las evaluaciones de ecosistemas nacionales realizadas ya por 60 países, va a ser un avance muy sustantivo”, señaló.

Esta información permitirá avanzar en una nueva era de la política de conservación y gestión de ecosistemas a nivel global, y facultará a responsables políticos y a la misma industria, a planificar según este contexto para minimizar los impactos de sus actividades.

Marco de conservación global y local

Hoy en día, a nivel mundial, los países coordinan sus esfuerzos bajo el marco del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) de las Naciones Unidas, que se renovará a fines de 2022. Los delegados de 193 países se reunirán en diciembre en la 15ª Conferencia de las Partes en Montreal (COP-15 de Biodiversidad, Canadá) para acordar la agenda posterior a 2020 del CDB. Los preparativos para esa reunión indican un mayor énfasis en la conservación y gestión de los ecosistemas en las próximas décadas.

Esta actualización implica enfocar el esfuerzo tanto en los ecosistemas como en las especies, considerando los cambios que se producen en los primeros, identificando cuáles se encuentran amenazados, y planificando mejores acciones preventivas y de restauración. Para ello, las y los científicos avanzarán en un conjunto completo de mapas de alta calidad de todos los tipos de ecosistemas principales, a través de informática avanzada e información satelital.

“A nivel nacional, debemos actualizar la Lista Roja de Ecosistemas, aquí nos cruzamos con la ley que creará el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP), mientras seguimos esperando su aprobación. En esta propuesta de ley logramos incluir el concepto de ecosistemas amenazados y tenemos recomendaciones sobre cómo evaluarlos, por lo tanto esta nueva clasificación global le dará un marco global a lo que podemos hacer en Chile. Si se aprueba la Ley SBAP, trabajaremos en la gobernanza necesaria para realizar estas evaluaciones, tal como hoy se evalúan las especies, en este caso, con personas expertas en ecosistemas, y con fondos específicos a través del mecanismo financiero definido en la propuesta de ley. Eso es algo concreto y específico, solo falta que se apruebe en el Congreso”, señaló el investigador IEB, Patricio Pliscoff.

 

¿Cómo son las tipologías de los ecosistemas?

 

Los ecosistemas son el hogar y el soporte vital de todas las plantas, animales, hongos y microorganismos, y proporcionan servicios ecosistémicos esenciales que sustentan la vida, cultura, negocios y bienestar humano. Estos servicios -como el suministro de aire y agua, la retención de carbono, la reducción del riesgo de catástrofes y las oportunidades de ocio al aire libre que sustentan la salud mental- se consideran a veces gratuitos, pero su degradación supone un costo mayor que no medimos.

Ambas fotografías son del Proyecto «Refugios climáticos, una nueva herramienta de la Biogeografía para la priorización espacial de los ecosistemas chilenos» / Fotografía 1: Instalación de sensores de temperatura y humedad del suelo. Bosques de Zapallar. / Fotografía 2: Dr. Patricio Pliscoff instalando sensores en el marco del Proyecto. Estación Meteorológica y Neblinómetro en el Parque El Boldo, Bosques de Zapallar.

Hoy todos los ecosistemas del mundo muestran las huellas de la influencia humana, y muchos de ellos están en grave riesgo de colapso, con consecuencias para las especies, la diversidad genética, los servicios de los ecosistemas, el desarrollo sostenible y el bienestar humano.

La tipología de los ecosistemas mundiales describe la diversidad de los bosques tropicales, los grandes ríos, los arrecifes de coral y otros ecosistemas que suelen ser objeto de atención pública. Pero también incluye ecosistemas poco conocidos como son las fosas oceánicas profundas, montes submarinos, lagos bajo las capas de hielo y ecosistemas microscópicos dentro de las rocas.

«No pensamos a menudo en lo que hay en los océanos profundos, por ejemplo», dijo el profesor Keith. «Hay una enorme variedad de vida allí abajo y está organizada en una serie de ecosistemas diferentes. Y esos ecosistemas están empezando a sentir el impacto de la expansión humana. Las fosas profundas del océano se están llenando de microplásticos y estamos empezando a estudiar la posibilidad de extraer minerales de las chimeneas volcánicas. Tenemos que tomar decisiones sobre ese tipo de entornos, igual que sobre los arrecifes de coral y las selvas tropicales», señaló.

Fotografía: Belloto del norte en quebrada, Bosques de Zapallar.

En este sentido, el Dr. Pliscoff afirma que incluir al ser humano es importante pues alteramos las funciones de los ecosistemas, “la actividad humana transforma y crea nuevos ecosistemas, como es el caso de las zonas agrícolas, urbanas, mineras, industriales, los estuarios, zonas costeras, etc. Estos ecosistemas están muy o totalmente transformados, tienen dinámicas naturales muy perturbadas, pero siguen existiendo, no debemos dejarlos de lado, están incluidos y mapeados, al igual que ecosistemas más prístinos”, destacó.