diciembre 26, 2019
Protección de biodiversidad y reforestación activa: claves tras incendios en Cajón del Maipo

-Lohengrin Cavieres, investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB, aborda la importancia de este territorio y cómo impulsar acciones responsables para el futuro.
-Matorral de esta zona es fundamental en el control de la erosión, captura de CO2, regulación del ciclo del agua, y entrega de salud y bienestar humano.
-Casi mil hectáreas en Canelo Alto resultaron quemadas, generando una importante pérdida de especies nativas.
Cerca de 990 hectáreas fueron arrasadas por el incendio forestal que afectó al sector de El Canelo Alto, en la comuna de San José de Maipo. Vegetación nativa y fauna del entorno, resultaron dañadas por esta acción que se prolongó durante una semana, afectando también la seguridad de vecinos del sector quienes, incluso, intentaron apagar las llamas por sus propios medios. Afortunadamente, el fuego pudo ser controlado, según informó la Oficina Nacional de Emergencias, ONEMI.
¿Qué consecuencias puede traer este evento, a nivel humano y de la naturaleza? y ¿qué acciones debieran considerarse al momento de reforestar, de manera responsable y acorde al entorno existente? Lohengrin Cavieres, investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB, entrega su visión y algunas recomendaciones al respecto.
“Es muy lamentable que ocurran estos eventos, provocados en su totalidad por el ser humano, aunque no sea de manera intencional. En el Cajón del Maipo se ha quemado una de las pocas zonas que posee matorral escasamente intervenido, donde hacia las cumbres de los cerros hay pocas especies exóticas. Lo primero que esto arroja, es una pérdida de paisaje nativo muy valioso, que incluye flora y fauna. Al ser destruida esa vegetación, el territorio queda expuesto a diversos fenómenos de importancia, como son la erosión, la pérdida de agua, y la disminución en la captura de CO2”, explica el académico de la Universidad de Concepción y Presidente de la Sociedad de Ecología de Chile.
Matorral chileno y sus múltiples funciones
Cavieres explica que la intensidad del fuego también es determinante, pudiendo ocasionar mayor o menor erosión, lo que a su vez, genera efectos directos sobre la regeneración de especies, y en especial, de aquellas nativas como Peumos, Quillayes y Litres.
“La pérdida de vegetación en esta zona de quebrada, que llega al Río Maipo, es un fenómeno relevante por ésta y otras razones. Frente a una lluvia, por ejemplo, es posible que el agua escurra en forma de barro a través del valle. En cambio, si esta vegetación nativa permanece intacta, el agua queda retenida en esos sectores, liberándose poco a poco, lo que genera un efecto positivo sobre la regulación de este elemento”, comenta el ecólogo y Doctor en Ciencias.
El investigador del IEB también señala que el ecosistema del matorral chileno es muy eficiente en la captura de CO2, proceso que favorece la disminución del efecto invernadero. Esto ya que las especies nativas, que son de crecimiento más lento que las exóticas, logran secuestrar dióxido de carbono e ingresarlo adentro de su madera, conservando así mayores niveles del elemento. “Con los incendios en cambio, sucede todo lo contrario, liberándose mucho CO2”, asegura.
Esta zona, que cobija montañas, ríos y esteros, se ha convertido en un importante eje turístico a pasos de la ciudad, albergando además, a las principales reservas de agua para la Región Metropolitana. En ese contexto, el académico advierte que las consecuencias de un incendio en esta área, también se trasladan al ser humano, poniendo en riesgo el acceso a espacios de biodiversidad que otorgan bienestar y salud, y proveen de numerosos servicios. “Está comprobado que el bienestar y calidad de vida están muy relacionados con la naturaleza. Aquellas sociedades que valoran el contacto con ésta, son mentalmente más sanas que aquellas que no lo hacen”, asegura.
Reforestación activa
Pese a este panorama, Lohengrin Cavieres señala que tampoco debemos alarmarnos en exceso, ya que la biodiversidad no está perdida y es posible recuperar los hábitat de muchas especies. Respecto a la capacidad de rebrote, el investigador explica que algunas especies nativas como litres, quillay y peumos podrían tener mayor suerte, sobretodo si la intensidad de las llamas no fue tan abrasadora. Esto, ya que es muy diferente la presencia del fuego sobre las copas de árboles que cuando éste llega a consumir hasta el tronco.
Bajo todo este escenario, el académico de la UDEC señala que es relevante determinar, junto a ecólogos, paisajistas y otros expertos, las mejores formas de intervenir el lugar y promover una reforestación activa, proceso que contempla definir qué semillas se utilizarán, en qué orden se plantarán y qué herramientas de contención se utilizarán para que no existan pérdidas o bien, para que éstas disminuyan. “El escenario donde esto ocurre es muy relevante, porque las especies que ahí crecen tienen al menos 200 años, y entonces, también debemos entender las condiciones que ellas necesitaron para su desarrollo. Hay varios aspectos que contemplar, para que esta nueva vegetación, por ejemplo, no sea alimento de los conejos, o que vayan a morir de sequía al ponerles un tubo de PVC al momento de protegerlas. Esto último, genera mucho calor y un microclima que favorece la muerte de esta nueva planta”, comenta.
Finalmente, el ecólogo apunta a un elemento fundamental, que se ha potenciado tras el estallido social de octubre. Esto es, incluir al medio ambiente en las bases de un nuevo pacto social. En ese marco, considera imperante que, entre diversos expertos, se pueda avanzar en el ordenamiento territorial, “proceso que no ha sido posible, ya que en la actual Constitución prevalecen los derechos de los privados por sobre el bien común”, concluye.