marzo 29, 2019
Investigadores se unen para la conservación integral y efectiva de la Patagonia chilena

La iniciativa congregó a más de 50 expertos de diversas instituciones, quienes revisaron información sobre aspectos ecológicos, sociales y culturales de esta emblemática zona del país, cuya protección es una prioridad tanto nacional como mundial.
Más de 50 expertos se reunieron, en una iniciativa inédita en Chile, para buscar de forma exhaustiva toda la información disponible sobre la Patagonia chilena, aglutinando tanto las ciencias naturales, ciencias sociales y el conocimiento ancestral de los pueblos indígenas.
¿El motivo? Elaborar la “Evaluación regional de la conservación de la Patagonia chilena”, un proyecto pionero en el país, liderado por el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) y la Universidad Austral de Chile (UACh), que compiló y analizó información, publicada entre los años 1975 y 2018, con el fin de abordar las necesidades y prioridades para la protección integrada y efectiva de esta zona emplazada entre el Seno de Reloncaví (Región de los Lagos) y el Archipiélago Diego Ramírez (Región de Magallanes).
“No se había hecho nunca un estudio a tal profundidad. Hay muchos trabajos de recopilación en distintas líneas, pero no todos tan exhaustivos e interdisciplinarios como éste”, señaló a La Tercera Juan Armesto, uno de los líderes del proyecto, quien es científico del IEB y académico de la Universidad Católica.

De esta manera, se redactó un primer informe de síntesis, el cual fue compartido y revisado el pasado 28 de marzo, en la ciudad de Punta Arenas, por un panel científico de alto nivel, conformado por expertos y representantes del sector público, privado y ONG.
“La Patagonia ya no se protege sola”, recalcó al mismo medio David Tecklin, director del Programa Austral Patagonia de la Universidad Austral de Chile, añadiendo que ahora la protección de esta zona depende de las decisiones tomadas tanto por las comunidades, servicios públicos y científicos.
Un lugar de singularidades
La Patagonia posee las últimas áreas prístinas del mundo, albergando una gran diversidad de ecosistemas terrestres y marinos intactos o poco impactados. Además, es una importante reserva de agua dulce al contener vastas áreas de glaciares continentales, junto a bosques, turberas, entre otros, que son fundamentales para el ciclo hídrico.
A esto se suma que posee la cobertura más continua de bosques y el área de humedales más extensa del hemisferio sur del planeta.
Por otro lado, la Patagonia occidental posee el mayor sistema de mares interiores, fiordos profundos, canales y estuarios del hemisferio sur, y uno de los bordes costeros más extensos del mundo.
Es así como esta zona se erige como un sitio prioritario para la conservación nacional y global, además de ser clave para hacer frente al cambio global, y a fenómenos derivados de este como el cambio climático.
Asimismo, la zona ostenta también un enorme valor cultural por la importante riqueza de pueblos y lenguas indígenas.
Sin duda, sus singularidades han acaparado el interés de varios actores, lo cual ha aumentado, a su vez, la vulnerabilidad de sus parajes y especies frente a diversos impactos de origen humano.
En ese sentido, las principales presiones y amenazas que se ciernen sobre la Patagonia son el cambio climático, la modificación de hábitat, las especies invasoras, la sobreexplotación y la contaminación.
Entre ellas se encuentran la invasión de especies exóticas como el castor, la deforestación para la crianza de ganado, los incendios forestales, el turismo, la acuicultura de salmones y mitílidos, y la sobreexplotación pesquera.
Si bien un poco más de la mitad de la superficie patagónica terrestre presenta algún grado de protección, existe un desbalance con el océano y las costas, por lo que uno de los principales desafíos está en avanzar en la conservación y gestión complementaria de los ecosistemas costeros y marinos.
Los expertos coinciden en la necesidad de fomentar y fortalecer la protección efectiva a través de la colaboración entre sector público y privado, así como la investigación científica a largo plazo y el trabajo mancomunado con las comunidades locales, junto con el monitoreo y evaluación constantes de las áreas protegidas.
Finalmente, esta iniciativa culminará en los próximos meses con una propuesta sólida para el fortalecimiento de la institucionalidad ambiental, en especial del Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Estado (SNASPE).
El equipo de expertos también propondrá lineamientos y medidas para la protección y gestión complementaria de los ecosistemas, y la creación de una red de áreas protegidas que representen todos los ecosistemas y hábitats de especies con problemas de conservación.