mayo 3, 2023
Encontrarnos desde el conocimiento: comunicación para la diplomacia en ciencia

-Nuestra directora de comunicaciones, Nélida Pohl, y el periodista científico Nicolás Luco, contribuyeron a un capítulo de libro de la Academia Diplomática de Chile.
La Academia Diplomática de Chile (ACADE), reafirma la prioridad del conocimiento científico y la innovación tecnológica como factores que estimulan procesos transformadores- sociales y culturales. En este contexto, ha creado un libro que incorpora colaboraciones de reconocidos especialistas, académicas, académicos y diplomáticos. Dentro de este espacio, nuestra directora de comunicaciones, Nélida Pohl, y el reconocido periodista científico Nicolás Luco, son autores del capítulo «», en el que abordan el rol de la comunicación en el desarrollo de la diplomacia científica, y cómo ésta es capaz de fomentar el avance del conocimiento y su llegada a las audiencias clave. – Instituto de Ecología & Biodiversidad (ieb-chile.cl)
Ciencia y diplomacia es una dupla relevante que se expresa desde diferentes aristas, según advierte el documento. Algunas de las acciones que puede emprender la diplomacia para fomentar el avance de la ciencia pueden darse en el ámbito de las relaciones culturales, entre instituciones educativas, acuerdos políticos de intercambio, búsqueda de financiamiento, lobby, en los acuerdos para elegir autoridades en organismos nacionales, y más. Asimismo, la ciencia también puede estar al servicio de la diplomacia, contribuyendo a resolver o mitigar tensiones políticas, asuntos fronterizos, climáticos, migratorios y política espacial, entre otros.
Y también se puede hablar de ciencia en la diplomacia, al servicio de la resolución de desafíos globales, que no se pueden abordar desde un solo país. “Por ejemplo, todas las metas y acuerdos internacionales para combatir problemas ambientales globales como la emergencia climática, las metas de desarrollo sustentable, los tratados sobre especies en peligro, entre otros muchos”, se describe en el texto. “La diplomacia parece ser un ámbito muy lejano al desarrollo y comunicación de las ciencias, pero en realidad tienen mucho que ofrecerse mutuamente. Si bien hay temas ambientales muy localizados en territorios específicos, muchos otros son de alcance regional y global. Latinoamérica por ejemplo, comparativamente no es gran causante del calentamiento del clima, pero sí somos protagonistas de la pérdida de hábitat y otros factores del cambio global antropogénico. Tal como el Tratado de Escazú otorga alguna protección a los defensores ambientales, hacen falta muchos otros acuerdos bi, y multilaterales, que nos ayuden, por ejemplo, a combatir efectivamente el tráfico de especies entre fronteras, la propagación de especies invasoras mediante acuerdos de bioseguridad, que fortalezcan la región en términos de soberanía alimentaria, entre tantas posibilidades”, detalla Nélida Pohl.
Al respecto, la comunicadora científica y el periodista, señalan que todas éstas son aristas importantes a desarrollar y cruciales para nutrir las relaciones internacionales y crear confianzas mutuas.
El capítulo también expone ejemplos de cómo se ha construido la relación entre ambas dimensiones, la relevancia de que la ciencia llegue a las audiencias, y la tensión que puede generarse entre colaboración y competencia, ámbitos que están presentes en diversas instancias y también en la ciencia y la diplomacia. “Pero una cierta brisa inclina la balanza hacia la colaboración: los encuentros enaltecen más que las opresiones o las victorias”, se menciona.
Ambos autores también señalan que es importante establecer fuertes colaboraciones regionales a fin de fortalecer el desarrollo científico chileno y latinoamericano, y con ello también la interacción entre ciencia y diplomacia. “Acuerdos de intercambio entre países, apoyos para fortalecer revistas científicas regionales en castellano y portugués, intercambios de experiencias y buenas prácticas, creación de programas de capacitación conjuntos entre universidades de la región, son algunas avenidas de trabajo conjunto que consideramos auspiciosas”, detallan.
El periodista señala que actualmente existe una apertura a la realidad de la diplomacia y la ciencia, un escenario que en Chile él mismo pudo conocer gracias a Raimundo González, abogado, diplomático y profesor de derecho espacial. “Otro importante ejemplo es Hilary Clinton, quien también fue una de las primeras personas en incluir la diplomacia científica, como parte del desarrollo de la política internacional de EE.UU. Asimismo, hoy tenemos diversas revistas referidas al tema y un interés y despertar de esta área por parte de periodistas científicos”, explica Nicolás Luco.
En el caso de Chile, el periodista señala que las mayores contribuciones se han visto reflejadas en temas como la política antártica o derechos del mar. Del mismo modo, asegura que en la agenda global ha crecido la importancia de avanzar en temas de ciberseguridad, carrera espacial, cambio climático o ciencias biomédicas.
Estoy muy contento con lo que se hace y he visto el desarrollo. La diplomacia y ciencia en conjunto son un tema en constante elaboración. Antes las oportunidades eran mínimas y he visto un cambio y celebro los avances de la cultura chilena, aunque hay mucho que hacer”, detalla el periodista.
En ese contexto y a nivel de comunicación de la ciencia, el texto destaca ciertos hitos en Chile, como la creación de ACHIPEC, la Asociación Chilena de Periodistas y Profesionales para la Comunicación de la Ciencia, en 1975, entidad que hoy acoge a cerca de 150 profesionales de diversa formación, entre ellos, periodistas, diseñadores/as, sociólogas/os, investigadores e investigadoras dedicadas a la comunicación de la ciencia. También se menciona la creación del Programa Explora en 1995, por parte de CONICYT, que busca fomentar el conocimiento y la valoración de la ciencia, la tecnología y la innovación.