enero 2, 2020

El tesoro de Tagua Tagua: rescatando huellas bajo la tierra

-Hallazgos en sitio con más de 12 mil años de antigüedad, están ayudando a comprender la interacción entre primeros habitantes de nuestro territorio y su entorno.

-Natalia Villavicencio, investigadora del Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB, participó en reciente campaña junto a un equipo multidisciplinario.

Una pequeña excavación de dos metros por uno, está sacando a la luz numerosos secretos y huellas de nuestro pasado. Un tesoro escondido bajo capas de tierra en el sector de La Laguna, a 8 km de San Vicente de Tagua Tagua, donde hace 14 mil años, existió una gran laguna rodeada de animales y vegetación.

En estos territorios de la Región de O´Higgins, se confirmó evidencia de grupos humanos, quienes, alrededor de los 7 mil y 13 mil años antes del presente, habitaron el lugar y también cazaron grandes animales ya extintos. Especies como el Notiomastodon, también conocido como gonfoterios y parientes lejanos de los elefantes, rondaron el lugar, al igual que otros animales más pequeños como coipos, ratones y ranas, especies que sí lograron sobrevivir al paso del tiempo y el fin de la última glaciación.

Gran parte de ese paisaje, que incluso llamó la atención del propio Charles Darwin, desapareció en 1841 cuando se excavó un canal para desecar la laguna y drenar cultivos cercanos, dejando a la vista numerosos fósiles de mamíferos que hoy forman parte del Museo Nacional de Historia Natural. Luego, en las décadas de los 60´y 90´ se realizaron las primeras prospecciones arqueológicas.

Y ahora, en diciembre de 2019, tras efectuar un primer escaneo con tecnología GPR – que permite detectar huesos fósiles-, la misión se reactivó gracias a un equipo integrado por paleoecólogos, arqueólogos, geólogos y sedimentólogos, que cavaron la zona y realizaron nuevos descubrimientos. Los especialistas pertenecen a la Universidad Austral, Universidad de Chile, Universidad Católica de Chile, Universidad de O´Higgins y Red Paleontológica de Chile.

Equipo de cierre de excavación

Manos a la tierra

Natalia Villavicencio, investigadora del Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB, es una de las integrantes que, durante diez días, participó de la campaña y trabajos en terreno. Ahí, junto a otros investigadores e incluso varios escolares de la comuna, estuvo con las manos en la masa, tamizando tierra, seleccionando y clasificando astillas y trozos de huesos, entre otras muestras que, durante varios meses, seguirá analizando en los laboratorios de la Universidad Católica de Chile, junto a otros científicos del IEB, como Matías Frugone, Claudio Latorre y Carolina Godoy.

“Este sitio en la antigua Laguna de Tagua Tagua es muy importante para entender qué tanta interacción hubo entre la especie humana y la megafauna extinta, después que en los años 60´, fuera descrito como un sitio importante de caza. Actualmente, realizamos la tercera prospección de la historia y lo que claramente observamos, es una ocupación de hace siete mil años y material lítico, herramientas de piedra. A mayor profundidad aparecieron dos artefactos de los primeros habitantes, correspondientes al Pleistoceno tardío, hace unos 13 y 11 mil años atrás”, comenta la científica.

Natalia es especialista en megafauna extinta y por ello, su mayor pasión es descubrir vestigios de estos grandes animales -cuyo peso supera a los 40 kilos- y estudiar nuevas pistas sobre su desaparición -hacia finales del Pleistoceno- e interacción con el entorno, incluyendo el ser humano. Bajo ese contexto, la científica indica que las principales causas de su extinción, se deberían al cambio climático -con el fin de la última edad del hielo-, o bien, producto de la caza u otros impactos humanos. A esto se suma otra teoría: la de un meteorito que habría caído en el sur de Chile. “Junto a esas hipótesis, lo que sí sabemos con certeza, es que en dicho sitio los humanos comían animales gigantes”, señala. El cervido Antifer ultra, el caballo Hippidion principale, son dos ejemplos de esa mega fauna extinta que vivieron en dicho sector de Tagua Tagua.

“Encontramos fragmentos y astillas de huesos, en el nivel correspondiente a la ocupación humana. Luego, seguimos excavando más al fondo y ahí apareció un fragmento de cornamenta de un ciervo, ya extinto, entre otras muestras de fauna que podremos seguir analizando durante un año”, explica.

En la excavación, que contó con financiamiento de la Municipalidad de San Vicente de Tagua Tagua y el apoyo de la Fundación Añañuca, también se encontraron restos de carbón y huesos de pequeños animales, que debieron habitar el lugar hacia finales de la Edad de Hielo. Todos éstos, hallazgos que buscan reconstruir la historia ambiental de la laguna durante los últimos 20 mil años.

Según explica la investigadora del IEB, algunas de estas muestras serán tamizadas nuevamente en laboratorio y enviadas al extranjero para realizar la datación y determinar la fecha en que el animal murió. Junto a ello, se realizarán estudios mediante técnica de “paleo ADN”, que permite evidenciar restos de ADN de animales y plantas que existieron durante la época.

Patrimonio, niños y comunidad

La investigadora valora el trabajo desarrollado durante esta última campaña, el que además contó con la participación de la comunidad y numerosos niños quienes, motivados por la curiosidad, asistieron a las faenes en terreno e incluso, ayudaron a tamizar y seleccionar el material.

“Un día llegaron varios colegios al terreno, y luego, al otro día, algunos padres volvieron con regalos, pues los niños hablaron motivados de lo que aprendieron. Recuerdo a una niña que iba encontrando huesos y conchitas y realmente, era muy hábil en esta tarea. Por todo ello, siento que este trabajo también es muy importante para la comunidad, ya que está poniendo en valor a este lugar e involucrando a los habitantes en el aprendizaje”, comenta Natalia Villavicencio.

Al respecto, agrega que visualizar el interés y participación comunitaria, es una retribución para el equipo investigador, pues “esto demuestra que el trabajo arqueológico y paleontológico, sí genera un impacto y una valoración del lugar”. Por eso es que también, el municipio local decidió apoyar el proyecto con financiamiento y entregar respaldo para un trabajo de largo plazo, que busca beneficiar a la comunidad.

En las cercanías de lo que fue esta gran laguna, los habitantes suelen encontrar diversos restos, como huesos, asegura Natalia Villavicencio. Bajo ese mismo escenario es que la científica proyecta un gran potencial de trabajo futuro. Así, los próximos pasos también contemplan iniciar una nueva campaña durante el primer semestre de 2020.

“Debemos seguir excavando bien en su contexto estratigráfico y hacer estudios más detallados. Y en relación a mi línea de trabajo, espero encontrar más restos de fauna extinta y así tener la secuencia de cuándo habitaron y correlacionarlas con otras variantes, como las climáticas e interacción con el ser humano. Todo esto es muy positivo y creo que mantener la investigación en curso, es también es una forma de ayudar a proteger y dar valor patrimonial a este lugar”, comenta la científica.

La investigación, también podría dar pistas y proyectar futuros escenarios, relativos a la sobrevivencia del ser humano y otras especies. “Las investigaciones en la antigua Laguna de Tagua Tagua no sólo entregarán pistas de cómo un ecosistema desapareció hace mas de 11 mil años atrás, sino que también mostrarán una secuencia continua de los últimos 20 mil años de historia de cambios ambientales incluyendo clima, fauna, vegetación e impactos humanos. Todo esto en conjunto nos ayudará a entender mejor la dinámica de los ecosistemas de Chile central, dándonos una perspectiva a largo plazo de los mismos y potencialmente entregándonos información útil que podría ser usada en la conservación futura de este tipo de paisajes.”