noviembre 16, 2018
El Laboratorio de Invasiones Biológicas cumple 10 años contribuyendo a la ciencia nacional e internacional

De las 100 especies de plantas y animales más invasoras del mundo, 25 ya se encuentran en Chile. La investigación es clave para aportar en la solución de una de las principales amenazas que enfrenta la biodiversidad.
Fue en el año 2008 cuando un grupo de científicos se unió para aumentar el conocimiento sobre las invasiones biológicas, con el fin de reducir sus impactos en los ecosistemas de Chile. De esa manera nació el Laboratorio de Invasiones Biológicas (LIB), una iniciativa conjunta de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Concepción y del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), y que celebra una década de grandes contribuciones a la ciencia nacional.

“En el último tiempo, el problema de las invasiones biológicas ha tomado fuerza. Pasó de ser un tema académico a una de las presiones y amenazas más importantes para la biodiversidad, reconocido de esa forma a nivel nacional e internacional” sostiene Aníbal Pauchard, director del LIB e investigador del IEB.
Las invasiones biológicas consisten en el transporte humano – intencional o accidental – de organismos como plantas, animales, hongos o bacterias a nuevas áreas, países o continentes. Cuando un porcentaje de estas especies exóticas logra establecerse, reproducirse, propagarse y colonizar con éxito nuevas zonas se califican como invasoras. Es así como pueden desplazar a las especies nativas, reducir la biodiversidad local, y cambiar los ciclos y funciones de ecosistemas enteros, además de provocar pérdidas económicas y afectar el bienestar humano.
Chile no está libre. Para hacerse una idea, de las 100 especies de plantas y animales más invasoras del mundo, 25 ya se encuentran en el país. En el caso de las plantas, se han registrado 743 especies naturalizadas, de las cuales más de 100 son invasoras.
Durante su década de existencia, el equipo del LIB ha desarrollado una investigación científica de primer nivel, como punto de partida para aportar en la solución de problemas que afectan a la sociedad y la biodiversidad de Chile. Por ello ha colaborado con instituciones como el Ministerio del Medio Ambiente, la Corporación Nacional Forestal (CONAF) y el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) en el estudio de especies invasoras y en el desarrollo de políticas y técnicas para el control de estos organismos.
Para sustentar su investigación, el LIB se ha adjudicado numerosos proyectos, financiados a través de fondos otorgados por entidades públicas y privadas (Fondecyt, GEF, entre otros), dando como resultado 185 publicaciones científicas, la producción o participación en libros, y permitiendo la formación de capital humano a través de la capacitación de estudiantes de pregrado, magíster, doctorado y postdoctorado, entre otras labores y actividades.
Uno de los fenómenos que ha estudiado el LIB es el papel que juegan las especies invasoras en los incendios forestales, es decir, cómo aumentan la carga y tipo de combustible (biomasa) que culminan en incendios, y cómo la reproducción de estos organismos se ve favorecida por la acción del fuego.
Un caso emblemático es el impacto de los pinos, los cuales acumulan altas cargas de combustible, aumentando el riesgo de incendios forestales. Especies introducidas como el Pinus contorta se reproducen con facilidad más allá del sitio donde fueron plantados, compiten con los árboles nativos por recursos como el agua y la luz, y desplazan a otros tipos de plantas propias de los bosques, evitando su desarrollo y afectando también a la fauna que depende de su existencia.
Frente a este escenario se gestó, por ejemplo, la colaboración entre el LIB y CONAF para el control de pinos invasores en la Reserva Nacional Malalcahuello (Región de La Araucanía), poniendo el conocimiento científico a disposición de los encargados del manejo del área protegida.
Otro aspecto importante es la alianza entre el LIB y el programa Vino, Cambio Climático y Biodiversidad, iniciativa del IEB y de la Universidad Austral de Chile, cuyo objetivo es compatibilizar la conservación del ecosistema mediterráneo y el desarrollo del sector vitivinícola. Una de las medidas fundamentales para tal fin ha sido la erradicación de especies invasoras como el dedal de oro o el aromo.
Sin embargo, también existe la necesidad de divulgar la ciencia para generar conciencia sobre este problema en distintos públicos. Por ello un grupo de estudiantes de la Universidad de Concepción creó Naturaleza Intrusa, un grupo de extensión del LIB que difunde información sobre este fenómeno a través de diversas actividades y material gráfico.
Sin fronteras
El LIB forma parte de más de 10 redes tanto en Chile como en el extranjero, entendiendo que la ecología depende también de la colaboración internacional para poder responder a las necesidades de la sociedad para conservar la biodiversidad.
Un ejemplo de ello es su participación en la red MIREN (Mountain Invasions Research Network), cuyo objetivo es analizar el movimiento de organismos, a escala global, en los sensibles ecosistemas de montaña.
Luego de diez años de ardua labor, el LIB evalúa con optimismo su presente y futuro. Pauchard proyecta: “Además del desarrollo científico, que continuará como siempre, la siguiente etapa se enfocará en el control real de las especies invasoras, a través del trabajo con otros actores, por ejemplo, con empresas forestales y agrícolas que utilizan el territorio.”