febrero 6, 2020
Con actividades en Región de Coquimbo y Magallanes IEB conmemoró Día Mundial de los Humedales

-Este domingo 2 de febrero, el Humedal La Boca de los Choros, en La Higuera, y el Mirador Yelcho, en Isla Navarino, fueron epicentro de dos jornadas abiertas a toda la comunidad, en donde hubo espacio para la observación, indagación científica y abordaje de estos ecosistemas acuáticos.
– Chile posee alrededor de 18 mil humedales, según datos del Ministerio de Medio Ambiente.
Territorios de gran importancia para el planeta y reservorio de una enorme biodiversidad, son los humedales, presentes en más de 170 países, y en Chile, a lo largo de la costa y Cordillera de los Andes. Bofedales, turberas, salares, lagunas, ríos y bosques pantanosos, entre otros, forman parte de estos ecosistemas acuáticos que cobijan a un gran número de especies de flora y fauna, otorgando además múltiples beneficios socioambientales, como la captura de C02, la reducción de inundaciones, el suministro de agua potable, y la existencia de zonas verdes urbanas.
Considerando su relevancia y la necesidad de protegerlos y restaurarlos, es que cada 2 de febrero se conmemora el Día Mundial de los Humedales, hito que se enmarca en el Convenio de Ramsar, tratado intergubernamental firmado en 1977 y al que también adhiere Chile, con el fin de promover la conservación y uso racional de estos hábitats y sus recursos.
En ese contexto, es que el pasado domingo 2 de febrero, el Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB, desarrolló actividades para toda la comunidad, en las regiones de Coquimbo y Magallanes. Las jornadas tuvieron por objetivo mostrar las riquezas naturales e importancia de estos entornos naturales que, desgraciadamente, han ido desapareciendo durante los últimos cien años.
Indagación científica en Humedal La Boca de Los Choros
Según datos del Ministerio de Medio Ambiente, en Chile existen alrededor de 18 mil humedales. Los de tipo costero, como el Humedal La Boca de Los Choros, son ejemplo de ello. Situado en La Higuera, Región de Coquimbo, este territorio de queltehues, pilpilenes y zarapitos, fue el sitio escogido para una actividad de indagación científica y observación de aves, a la que asistieron 30 personas. La jornada estuvo organizada por el CEAZA (Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas) y contó con el apoyo de IEB, REDAVES y la participación de Felipe Méndez, estudiante de doctorado afiliado a nuestro centro.
Durante la visita guiada, los participantes recorrieron diferentes lugares del humedal, observaron el entorno e identificaron múltiples aves, intercambiando opiniones sobre sus características, comportamiento y adaptaciones.

También se dialogó sobre la importancia de los humedales como servicios ecosistémicos, los riesgos y amenazas que sufren hoy, las perturbaciones asociadas a las actividades humanas y por qué es relevante protegerlos y realizar acciones de divulgación a la comunidad. Los visitantes también pudieron observar otros elementos del entorno como insectos y plumas, y participar de un juego en el que debían reunir picos, patas y alimento de las aves.
Humedales al fin del mundo
A más de 4 mil kilómetros al sur, en Isla Navarino -Puerto Williams-, se desarrolló otra actividad de conmemoración. El IEB, junto a la Corporación CONAF, la Municipalidad de Cabo de Hornos, y el Programa de Conservación Biocultural Subantártica, efectuaron una jornada abierta a toda la comunidad en el Mirador Yelcho, un espacio abierto en mitad de la ciudad con vista al canal Beagle, una marisma y turbera urbana.
Dentro de las temáticas, se abordaron los diferentes ambientes ecosistémicos de Isla Navarino según su altitud, y cómo esa biomasa podía ser fácilmente transformada en combustible para incendios. También se explicó lo difícil que sería apagar fuego en altura, por disponibilidad de agua y por el viento.

“Además, nos referimos a las turberas, que son parte importante del territorio insular. Hicimos el ejercicio de traer musgo Sphagnum seco para que los asistentes pudieran ver lo fácil que podía quemarse y provocar incendios subterráneos, en el caso de quienes extraen este musgo y lo secan para su exportación. Y también tuvimos el mismo Sphagnum, o musgo pompón, en su estado natural que es húmedo, para que pudiesen ver la capacidad de retención de agua que tienen, y su importancia como humedal”, explicó Yanira Vega-Belmar, Coordinadora de Comunicación de la Ciencia, del Programa de Conservación Biocultural Subantártica, del IEB.

La actividad también consideró el uso de binoculares para observar aves en la marisma, un humedal utilizado para la reproducción. Y para los niños, “Aves de piedra” facilitó sus ilustraciones para que ellos pudieran pintar.